viernes, 30 de julio de 2010

Bitácora del capitán cierre absurdo.

Después de las penurias vividas en el mar de la soledad encallé, encallé en una tierra más tranquila, mi tripulación desapareció, o más bien se fue a sus debidos lugares, las comunicaciones eran normales, lo social seguía en pié y me vi ahí, parado en la arena contemplando mi navío destrozado por el accidente y fue cunado decidí prenderle fuego, si bien era fácil de repararlo, sabía que nunca más querría hacerlo, el fuego ardía y el humo llamó su atención. Me alegré, dispuse a abrir mi corazón, a decirle que fui un fantoche por anunciar mi fecha de partida y que, la verdad, no podía de dejar de pensar en ella todo este tiempo.

Ha pasado ya más de un mes, y veo como fue realmente una estupidez partir, que si bien me ayudó a aclarar un poco mis ideas, me hizo más daño que beneficio. olvidé mi bitácora y esta será la última entrada, la última mirada a ese pasado absurdo y el final de un mundo de depresión y ansiedad.

Se despide el Capitán Ortigoza, el torpe y ridículo.