jueves, 15 de abril de 2010

La realidad sin dormir.


¿Cuántas veces te has quedado sin dormir por darle vueltas a algo en tu cabeza?, ¿Cuántas sensaciones te han quitado el sueño y simplemente te mantienen viendo el techo?, ¿Qué te mantiene en vela?, ¿Qué -o en este caso quién- te roba el sueño por las noches? Cuántas preguntas relacionadas a lo mismo; el insomnio, el desvelo, la angustia o simplemente el deseo de no dormir. Una de las mejores cosas y también de las peores que te pueden pasar en la vida. Quitarte el sueño es una cualidad de esas personas o acciones que nos dan una alegría mezclada con tristeza y una pizca de melancolía. Tú cerebro suelta un coctel de hormonas que te mantiene drogado y en un estado de estupidez, y también puede soltar una bomba de angustias.

Cómo es posible que una acción tan simple como arañar tu espalda te quite el sueño, ¿cuánto poder le das a esa persona para que con una pequeña acción te mantenga dopado? Quizás no sea sólo la acción sino también el deseo que se tenga a esa acción.

La realidad sin dormir puede tener dos tipos de lentes, el primero el feliz, que aunque estés cansado te mantienes con una sonrisa de oreja a oreja en el día, y el triste, que es provocado por angustias, te mantiene ido, pensativo y hasta depresivo. En el primer caso el tiempo pasa muy rápido, en el segundo muy lento. En el primero ves el vaso medio lleno, en la segunda a veces ni ves el vaso. En el primero quieres sacar lo que llevas dentro, en el segundo no quieres que nadie se entere.

La realidad siempre está alterada por los sentidos y tú, ¿cómo la alteras?

El tamaño sí importa.


La premisa de todo esto viene del falso -ahora verdadero- eufemismo de que el tamaño sí importa -por lo pronto no hablaré de temas fálicos, hablaré simplemente de el tamaño del cuerpo en general. Al estar en México donde la estatura promedio en los hombres es de 163 centímetros y en las mujeres es de 151 cm medir 190 centímetros puede llegar a ser complicado y a su vez divertido. Las complicaciones llegan a la hora de buscar ropa, la talla 38x34 en pantalones no es la más común que digamos, las playeras grandes y a veces las extra grandes tienden a venir reducidas y por lo general son muy malos los diseños, el calzado es otro problema tener un pie ancho y a su vez largo es difícil, calzar del 12.5 -32- limita demasiado la búsqueda de un calzado adecuado para la vida diaria.

Pese a todo lo malo que pueda tener salir del promedio en cuando a aspecto corporal se refiera, hay cosas buenas -sí serán muy sosas y algunas hasta absurdas pero buenas al fin-, como alcanzar la taza que está en el rincón, alcanzar las especias que están hasta arriba y al fondo de la alacena, matar un insecto volador que se fue al techo, levantar los plafones para ver que hay atrás de ellos, bajar las cortinas de un local, poder respirar -aunque a veces sean cabellos de personas que están delante de ti- y ver en los concierto, entre otras muchas cosas mensas que uno puede hacer. Esto último me lleva a una de las peores cosas del tamaño, estorbar; al estar con un grupo de personas las cuales son por lo general de baja estatura, hay que agacharse para escuchar, y a veces esto genera que las personas se sientan incómodas o que estorbes la pasadera de personas, cuando hay espacios reducidos para pasar los demás pueden a veces hacerse pequeños, inclusive pueden agacharse fácilmente, uno tiene que buscar una ruta alterna, en fin un montón de cosas absurdas y sin sentido sobre el tamaño.

A veces tiendo a maldecir mi tamaño, otras a bendecirlo, pero el común denominador es que siempre llego a estorbar al mundo a mi alrededor.